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jueves, marzo 28, 2024

Hijo de Dios no identificado: el camino a la fosa común

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Murió en un accidente automovilístico.

Quizá perdió la vida al participar en un enfrentamiento violento.

Lo cierto es que ese cadáver está destinado a acompañar a los 250 cuerpos que, después de varias horas de necropsia y permanecer durante 20 días a 4 grados centígrados en el congelador del Instituto Zacatecano de Ciencias Forenses, será enviado a una fosa sin nombre.

De hecho, aún se encuentra en el piso con diversas heridas que le provocaron la muerte.

Los agentes de la Policía Ministerial han tomado conocimiento del hecho y al percatarse de su muerte, solicitan la colaboración de Servicios Periciales.

A su arribo, los peritos reciben la información preeliminar por parte de la autoridad que tomó conocimiento del hecho; proceden a proteger y conservar el lugar y a la fijación fotográfica, escrita y planimétrica de la zona así como la revisión del cadáver.

De acuerdo a las circunstancias de la muerte, ha pasado de una hora y media a 2 horas y media. Se toma la decisión de mover el cuerpo.

El cadáver es trasladado al Servicio Médico Forense en una unidad equipada con lo necesario para evitar que el cuerpo se contamine con otros elementos; la unidad fue entregada a la Procuraduría General de Justicia del Estado de Zacatecas (PGJEZ) a través del Plan Mérida.

Al tiempo de ser un transporte, es un laboratorio ambulante donde los peritos empiezan a conocer la historia relacionada con la muerte del trasladado. Los peritos no encuentran identificación alguna entre la ropa del occiso.

En el caso de muertes violentas, los cuerpos son trasladados a Fresnillo, donde las condiciones del Servicio Médico Forense son ideales; en Zacatecas, se tomó la decisión de no realizar necropsias ante la falta de un servicio de desechos de aguas rojas; en promedio, los médicos forenses zacatecanos realizan entre 38 y 40 operaciones cada mes.

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De acuerdo a las heridas, golpes y escoriaciones, la necropsia puede alargarse hasta por dos horas y media. No hay espacio en el cuerpo que se encuentra sobre la plancha que no sea revisado por los médicos forenses.

Cada herida, golpe o escoriación cuenta la historia de su muerte.

Han pasado más de cinco horas desde que la autoridad fue notificada de la muerte de la persona que se encuentra en la plancha.

Ahora no sólo conocen la probable causa de su muerte; también su perfil genético.

Desde hace unos meses, asegura Leticia Soto Acosta, la PGJEZ cuenta con un protocolo para recuperar el código genético de cada persona que se involucra en un acto violento.

También por ley, ningún cuerpo que se encuentre en una investigación puede ser incinerado; ante ello, se traslada al congelador del Semefo. Ahí se mantendrá bajo una temperatura que va de los 4 a 1 grado centígrado sobre cero.

Luego de 20 días de espera -y sin nadie que reclame el cuerpo- el Instituto Zacatecano de Ciencias Forenses procede a sepultar el cadáver.

El protocolo, narra Soto Acosta, ha cambiado.

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Los cuerpos son colocados en bolsas forenses y depositados en sepulturas individuales en los cementerios municipales donde se lleva a cabo la averiguación.

Esas tumbas son llamadas «fosas dignas» y en cada una de ellas es colocada una cruz de madera con la leyenda «HIJO DE DIOS NO IDENTIFICADO«.

«Si la familia aparece, entonces se exhuma el cadáver. Pero tenemos casos de personas identificadas a las que sólo se les colocó su nombre y permanecen en el mismo lugar».

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Isaías León
Isaías Leónhttp://eltrochilero.com.com
Mexicano por patria y provincia. Me llaman periodista aunque aún aspiro a ser un buen reportero. Puma entre lobos. CCH Oriente.
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