El descontento social provocado por la manifestación del pasado lunes obligó a cambiar la estrategia.
El sólo hecho de que se avisará de una nueva movilización, avivó las críticas en redes sociales hacia los manifestantes.
Así, la Secretaría General del PRI y quien argumenta encabezar a los trabajadores de la Fiscalía General de Justicia, pasaron de la confrontación y la fuerza al uso limitado de la misma.
Una guerra de baja intensidad que pretende generar la percepción de inestabilidad en la administración pública estatal.
Seguramente la idea no vino de quien moviliza a los trabajadores de la fiscalía, acostumbrado a la declaración estridente y el enfrentamiento.
Más bien parece salida de los manuales del viejo régimen.
Desde el miércoles los trabajadores del organismo autónomo se manifestaron en la gira del gobernador en Pinos y Villa Hidalgo.
Quizá a Loreto no llegaron porque ya no era su horario de trabajo; si algo es sagrado, es la hora de la salida.
Y este jueves lo esperaban en el Palacio de Convenciones.
Quien recibió las quejas y la rechifla fue el secretario General de Gobierno. De hecho, para eso es el cargo.
¿La intención es provocar algún tipo de represión?
El manual advierte que si.
Mauricio Rivera, en Estudios sobre represión estatal en regímenes democráticos: Teorías, métodos, hallazgos y desafíos (CIDE 2009), advierte que la decisión de reprimir está basada en el cálculo costo – beneficio.
Si algún partido entiende bien el concepto es el PRI.
Saben cuál es el costo que pagará la administración pública estatal en caso de que se ordene a la fuerza pública disolver alguna de estas manifestaciones.
Y también conoce el beneficio que obtendría en caso de que esa acción se realizara.
¿Y que gana el liderazgo de la Fiscalía? ¿Elevar el costo por su participación?
O quizá presumir que -una vez más- una manifestación del SITEZ es desalojada y reprimida.
Como lo hizo el gobierno priista el 3 de febrero de 2020, cuando bloqueaban la Avenida Hidalgo.
La Bendición
- Hace cinco años pudo ser candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Mëxico pero optó por ser leal al movimiento y su causa: La busqueda de la Silla Presidencial. Por espacio de tres años fue el hombre más útil al Presidente pero en 2021 su buena estrella cambió. ¿Se equivocó? ¿Cobró la afrenta de la candidatura capitalina? Así, luego de insistir por meses para ser considerado como aspirante a La Grande, en la contienda interna se desinfló y fue perdiendo puntos y preferencias a lo largo de los días. Ante lo inevitable, y sabedor de que la encuesta no lo favorecerá, se apunta para alcanzar lo que perdió hace cinco años. Pero ahora hay una lista de aspirantes más grande. La lista la encabeza Clara Brugada, alcaldesa de Iztapalapa y Omar García Harfuch, hombre de todas las confianzas de quien probablemente será la candidata a la Presidencia de México cuando inicie el proceso electoral. Entre sus seguidores no descartan que construya su reelección desde Zacatecas aunque siempre queda la delegación de Puebla del Palmar.
