Dicen que la decisión tomada por El Villano de Moda para crear un área natural protegida en el semidesierto no la consultó con nadie.
Del lado oficial dicen que fue de buena fe, suponiendo que un gobernador deba hacer las cosas así… por eso el refranero popular advierte que de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno.
Y el infierno fue para Víctor Armas Zagoya, secretario de Agua y Medio Ambiente, quien tuvo que enfrentar —desde el inicio de la presente administración— la andanada de las compañías mineras quienes veían afectados años de exploración en la zona por la decisión que se tomaba (como siempre) en la capital del país.
Porque a él —el fiel escudero de El Senador— se le encomendó la tarea de estudiar que camino debería seguir la declaración del semidesierto zacatecano como área natural protegida, propuesta emitida el 23 de junio de 2014, fecha en los zacatecanos amanecimos de fiesta por el centenario de la Toma de Zacatecas.
Porque la instrucción que recibió —dicen— fue la de buscar una alternativa a esa propuesta que (según él) fue presentada de buena fe por la pasada administración.
Y haciendo caso a la declaración de Rafael Pacciano Alamán, secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales, quien dijo que apoyarían la decisión del gobierno estatal, desde la Sala de Juntas del Edificio A de Ciudad Administrativa, se plantea que sean los Cañones los beneficiarios de esta declaración.
Así, 150 mil hectáreas de los dos Cañones podrían contar con el nombramiento de área natural protegida y con ello proteger a especies como águilas, cascabeles y coralillos.
Aunque la duda siempre estará presente.
¿Las mineras presionaron lo suficiente como para ahora preocuparnos por el águila y la serpiente?
La bendición
Zacatecas perdió mil 700 millones de pesos de presupuesto federal. En un estado donde el 97 de cada 100 pesos que se gastan vienen de la Federación, es preocupante.
