Terminó la primera semana.
Y la incertidumbre en las casas de campaña es muy parecida al ánimo con que la ciudadanía ha recibido a este nuevo proceso electoral.
En el PRI, existe la certeza de que la victoria será complicada.
“Apenas raspando”, nos dijo uno de los operadores de la campaña política del Revolucionario Institucional.
El rechazo de la ciudadanía hacia el PRI se está convirtiendo en un dolor de cabeza para el tricolor; aún está fresco el recuerdo de la elección del 5 de junio, que le dio el triunfo en las urnas a la candidata de Morena.
Los ciudadanos aún reprochan que se haya anulado esa elección. Quizá porque nunca habían vivido una situación similar. Quizá porque las estructuras están desconcertadas.
Roberto Luévano Ruiz sabe que su futuro político pasa por el triunfo el próximo 4 de diciembre; muy pronto lo obligaron a emplearse a fondo y operar en un municipio cuyos votantes aún se sienten agraviados por la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
En el PAN las cosas no son muy diferentes. A pesar de contar con la estructura de 3 partidos (y un tercio de Movimiento Ciudadano) se encuentran desorganizados y sin rumbo fijo.
Y, por supuesto, el mayor enemigo que tiene Guadalupe Medina Padilla no es al PRI, sino a las tribus del PRD que, en cualquier momento pueden decidir bajarse de la elección y con ello, la panista podría perder la oportunidad de convertirse en la alcaldesa de la capital.
En medio de ese desastre, Enrique Bernáldez Rayas (el de la escoba) parece ser el único que no tiene mermas; la disciplina que caracteriza a los votantes de Encuentro Social nada tiene que ver con la vida partidista.
¿Y los independientes?
Haciendo hasta lo imposible para alcanzar una regiduría… pero, sin duda, sólo quedará en un esfuerzo testimonial.
La bendición
La unidad de los sindicatos educativos está sellada por el dinero. Quieren más presupuesto para la educación lo cual se vincula con no perder el control sobre sus agremiados.