Entre los factores asociados al embarazo en adolescentes se encuentra el de una familia desestructurada, afirmó Laura Hernández Martínez.
La docente universitaria y actual coordinadora del Área de Ciencias Sociales y Administrativas de la UAZ dijo que en estas familias existe poca comunicación familiar.
Además de estrés o violencia familiar.
También, donde las jóvenes gestantes perciben menos apoyo por parte de sus familias y de su entorno.
Añadió que las jóvenes cuentan con bajos niveles de autoconcepto y autoestima.
Por último, donde existe sintomatología depresiva que puede suponer un factor que predispone al embarazo, como una consecuencia de este.
En su ponencia, Hernández Martínez señaló que México ocupa el primer lugar de embarazos en adolescentes entre 15 y 19 años entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Con base en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), las consecuencias de embarazos en adolescentes tienen condiciones precarias de empleo y salarios.
Además, se les reduce oportunidades educativas, están expuestas a sufrir violencia por sus parejas y sufren mayor vulnerabilidad a ser dependientes.
Detalló que una forma efectiva de prevenir el embarazo en la adolescencia es retrasar el inicio de la vida sexual y el educar para empoderar.
Pero también crear programas y servicios de salud pública, tener acceso y concientización de los distintos métodos anticonceptivos e impulsar mayor capacitación del personal de salud.
Por último, comentó que la adolescencia es un desafío familiar.
Ya que los cambios que el adolescente experimenta son cambios en todo el sistema familiar.
Por lo tanto, la familia se convierte en un conjunto de normas, rutinas de convivencia, roles de autoridad y distancia.
De ahí, que, para mejorar la relación con los hijos adolescentes, es necesario el establecimiento de un flujo de comunicación constante.
Además de respetar su libertad, respetar su opinión, privacidad, compartir tiempo juntos.
Además, ofrecer apoyo en todo momento y compartir las propias experiencias.
Y es importante hablar con nuestros hijos adolescentes sobre sexualidad, amistades, dinero, paciencia y valores, subrayó la investigadora.
