Ya llegó el 2024.
Desde hace algunas semanas los aspirantes de los diferentes partidos políticos empezaron a levantar la mano.
Y el banderazo de salida fue fijado después de la elección en los estados de México y Coahuila.
Llegada la fecha, bien vale la pena una reflexión.
Lo sucedido en el estado de México fue el resultado de una cadena de errores y aciertos.
El PRI nunca pudo cohesionar a sus militantes en torno a Alejandra del Moral.
Todo empezó a ir mal después de que Ana Lilia Herrera, con mayor capacidad y trayectoria, fue desplazada de la candidatura.
Y sobre todo, la grosería que le hicieron a Enrique Vargas, diputado local del PAN, quien tenía un mejor posicionamiento frente al proceso electoral.
El estado de México era del PRI y el gobernador tenía mano para poner candidata.
Por supuesto, apostaron por sus segmentos movilizables, por su historia.
No apostaron por los ciudadanos que, a pesar de los gritos de quienes hacen poco y hablan (o escriben) mucho, se sienten cómodos gobernados por Morena.
De acuerdo a las cifras de la encuesta de salida de El Financiero, en el estado de México a mayor edad del votante, su sufragio fue puesto a disposición de Morena.
Y si los mayores de 50 años tenían decidido su voto ¿por qué no apostar por los jóvenes?
Tampoco los buscaron.
Sólo el 17 por ciento de las personas menores de 30 años acudieron a las urnas.
A estas cifras hay que sumar que -de acuerdo a Enkoll– el 49 por ciento de los mexiquenses no sabía que había elección el domingo.
Esencialmente, hicieron las apuestas incorrectas.
Especialmente, la de no apostar por los ciudadanos.
Jugaron con las estructuras del PRI que están en proceso de realineamiento electoral.
Pero, ¿por qué exigirle al PRI, un partido corporativo, conectar con la sociedad civil?
Nunca.
Y con esa idea inician la batalla del 2024.
Sin privilegiar la necesidad de conectar con los ciudadanos.
La Bendición
En conferencia de prensa, el autonombrado periodista Enrique Laviada juró que la elección en el estado de México sería ganada por la alianza. Dijo conocer como operaba el PRI y el PAN mexiquense y que las encuestas, en las cuales no creía, eran erróneas… Parece que trataba de quedar bien con sus nuevos socios… esos del partido que nunca pudo dirigir en la época de gloria. Está grabado. Pero aún así dirá que no lo dijo y sus acólitos lo pregonarán.