Para mamón, mamón y medio. Ben Ammin
A Carlos Pavón podríamos calificarlo de muchas cosas… menos de ser un tonto.
Y es que, desde el pasado 31 de enero, se ha convertido en la sombra del gobierno. En la piedra en el zapato en la administración de Alejandro Tello Cristerna.
Pavón tiene capacidad política, de negociación y económica (aunque no lo parezca) y hasta hoy nadie lo ha podido detener.
En la fecha antes indicada puso de cabeza a la capital del estado dejándola incomunicada con el norte del estado y del país; la carretera 45 es la columna vial de la entidad e incluso, sentó al gobierno a negociar la salida de los trabajadores del Parque Industrial.
De ese tamaño.
Y cuando el gobierno puso sobre la mesa garantizar el 10 por ciento del total del impuesto ecológico para pagar las prestaciones de los trabajadores de las minas, Pavón tomó la propuesta, la hizo rollito y… bueno, la desecho.
Y desde esa fecha hasta ayer, cuando un grupo de mineros encaró al gobernador durante una gira en Fresnillo, nadie ha podido controlar al líder minero.
¿Y la negociadora?
Porque, hasta donde se recuerda, hay una mesa de negociación en la Secretaría General de Gobierno que, al paralelo de la mesa entre las mineras y el gobierno federal en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), buscan darle una salida política a un asunto financiero.
Curiosamente, cuando la mesa se levanta, hay una nueva manifestación, un amparo, una reunión de ingenieros mineros, un grupo de trabajadores de la industria minera enfrentando al gobernador.
Parece que es tiempo de que alguien le ayude al gobernador.
Porque hasta hoy la negociadora se convierte en un obstáculo para que el gobierno estatal le de salida al impuesto ecológico, ya sea para adelante o para atrás.
La bendición
Los primeros días de oscuridad en el INCUFIDEZ empiezan a despejarse. El tacto político administrativo empieza a rendir frutos. Pero el escándalo de los 50 mil pesos mensuales permanecerá por años.