Crítica sin conocimiento, es vana. Ben Ammin.
Es Día Internacional de la Mujer.
El 8 de marzo de 1857, las mujeres que trabajaban en la industria textil en Nueva York, organizaron una protesta contra los bajos salarios y las inhumanas condiciones laborales.
La policía cargó contra las manifestantes y las dispersó.
En el Año Internacional de la Mujer, en el lejano 1975, la Organización de las Naciones Unidas determinó que fuera esta fecha la que albergaría el día para conmemorar este hecho.
Conmemorar, no celebrar.
Retomo las cifras de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares publicada en 2013, especialmente el documento “Panorama de violencia contra las mujeres en Zacatecas”.
Dos cifras que podrían preocuparnos.
La primera es que las mujeres casadas o unidas con mayores estudios, son las más propensas a ser objeto de violencia de género.
Mientras que 32 de cada 100 mujeres sin instrucción, primaria incompleta y primaria completa son objeto de violencia; en el caso de las que tienen estudios superiores o posgrado, el número aumenta a 43 de cada 100.
Otra más.
57 de cada 100 mujeres han sido objeto de violencia física que va desde golpes con la mano o algún objeto, empujones, jalones de cabello y patadas.
Pero el caso más grave de violencia no proviene del interior del hogar; en este momento, el mayor agravio contra las mujeres lo ejerce el poder.
De acuerdo a cifras publicadas en direccioneszac.net, dirigido por Mario Padilla, la Procuraduría General de Justicia tiene 11 carpetas de investigación de casos que podrían dar el tipo de feminicidio.
De hecho, uno de los elementos para tipificar feminicidio está en el Código Penal del estado de Zacatecas.
El artículo 309 Bis, fracción IV advierte que hay elementos de feminicidio cuando “el cuerpo sin vida de la víctima sea expuesto, depositado o arrojado en un lugar público”.
En el caso de las 4 mujeres que han sido asesinadas este año sus cuerpos fueron arrojados en lugar público.
¿Dan el tipo?
La bendición
Se fue Miguel Alejandro y con él, el temor a la inversión público – privada (los famosos PPS que estigmatizaron en el sexenio pasado). En Guadalupe quieren renovar las luminarias del municipio bajo este esquema.
