Investigadores de Europa y Australia desarrollaron un lector RFID que identifica los chips de los pingüinos previamente identificados.
El lector está montado en un robot que asemeja un polluelo con ruedas.
El chip, parecido al que se implementa en mascotas para identificarlos, se ha colocado en los pingüinos para su estudio; cuando una de estas aves se pierde, los investigadores antárticos envían el lector RFID para saber dónde se encuentra en lugar de caminar entre los animales con el lector en la mano ya que notaron que su presencia alteraba las parvadas en tierra.
Los investigadores registraron altos niveles de hormonas debido al estrés que generaban los “paseos” de los investigadores con el lector.
Los experimentos demostraron que un coche a control remoto provoca menos estrés.
Existen tecnologías de marcado que no requieren un escáner cercano en absoluto. Por ejemplo, las etiquetas de satélites envían señales al espacio; sin embargo, tales etiquetas son más grandes y pueden perturbar los animales de otras maneras, tales como ralentizar su natación.
El coche pingüino –dicen los investigadores- tiene lo mejor de ambos mundos.
Para probar si el coche realmente era menos inquietante que un ser humano, el equipo trato con ambos métodos en una población de pingüinos rey, una especie similar al pingüino emperador.
El ritmo cardiaco de los animales no aumento tanto cuando el coche se acercó, en comparación a cuando un ser humano se acercó a ellos.
Los pingüinos emperador parecieron menos afectados por el coche en comparación a los pingüinos rey, tal vez porque son menos territoriales.
De hecho, el 47 por ciento de los pingüinos emperador no reaccionó ante la presencia del coche; el resto aumentó su estado de alerta o investigó el coche.
Cuando los investigadores le colocaron un traje de pollo emperador, tanto los adultos como los polluelos permiten que se acerquen a ellos.
El coche de incógnito era incluso capaz de unirse a una guardería, o un grupo de polluelos de pingüino, sin perturbación