Con las primeras pisadas de mujeres enojadas, cansadas, hambrientas y con sed, desperté.
Apenas con la sombra que les di y «protegida» con mujeres uniformadas, las de pañoleta verde llegaron a despertarme de un letargo de ir y venir de diputados indiferentes.
Niñas, mujeres, jóvenes, ancianas, todas de negro, verde y morado, despertaron a esta vieja legislatura con su marea, que aunque pequeña, profunda.
Al grito de «Alerta» las paredes de este recinto no habían recibido en un buen rato la voluntad de luchar.
Cientos de mujeres se reunieron a pesar de las uniformadas, parecía que esperaban un ataque armado y uno la exigencia de los derechos humanos.
Parece que ya olvidaron que mis cimientos fueron hechos para protegerlas a ellas y no para que me protejan.
Hijas de la revolución, cantaron, hicieron queja de las injusticias contra su cuerpo y de las desaparecidas.
Con fotos de las compañeras que años antes las llevaban del brazo al grito de «¡Mujer, escucha, esta es tu lucha!» y que hoy ya no están, me adornaron.
Alzaron la voz por las que ahora callan, quemaron y bailaron como en los aquelarres, porque no hay mujer más temida que la que no quiere hacerle caso al Estado.
Hasta el presidente en turno hizo acto de presencia, y el fuego en el que lo quemaron ha sido lo más cálido que le ha pasado a esta Legislatura.
Mientras las uniformadas se reían quedito ante las exigencias de mujeres violentadas, ultrajadas e incluso, asesinadas, yo me quedo firme e inamovible.
Soy la Legislatura, así, con nombre de mujer, vienen las que me sostienen a exigir lo que por ley no deberían negarles.
No soy yo la que necesita protección, son las hijas de la revolución, las mexicanas que lo exigen, por ellas, por sus amigas, sus hijas, e incluso sus enemigas.
Porque los derechos humanos no se negocian y no hay nadie por encima de la ley.
Hoy no hay aborto legal, seguro ni gratuito para las zacatecanas, pero una legislatura intacta que llena de orgullo a los que vergüenza deben tener cada que una de sus hijas desaparece, es violada o asesinada.
Este día 60 policías me protegieron pero, ¿cuántos protegerán a las zacatecanas al salir de casa?