En más de una ocasión Juan (le llamaremos así porque no se quiere hacer famoso) abre la puerta de su casa y coincide con su vecino a quien saluda con cordialidad y con quien convive armoniosamente; incluso sus esposas se han echado la mano para cuidar de los niños alguna vez.
Ambas familias están avecindadas en la calle Mecánicos, en Tres Cruces ahí donde una línea imaginaria divide ese espacio común en dos municipios.
Juan tiene su casa del lado de los números nones, donde electoralmente inicia Guadalupe, pero sigue siendo Zacatecas. Lo sabe bien porque cada año paga el impuesto predial en la capital del estado, pero su voto no es para este municipio.
Con expresión divertida explica lo que le parece una situación cómica:
“Como ve tenemos muy claro que esta es la última fila de casas que abonan dinero a Zacatecas (capital), pero nuestro dinero no apoya al alcalde por el que votamos.
“No vayamos tan lejos, nosotros (él y su esposa) no participamos en la (elección) extraordinaria de hace unos días (la del 4 de diciembre de 2016, con la que se repuso la elección del 5 de junio en la que ganó la candidata de Morena, Solead Lúevano, pero el PRI impugnó su triunfo con el argumento jurídico de actos anticipados de campaña)”.
Y muestra su credencial de votar y su recibo de predial como testimonio de lo que dice.
“Nomás no le tome fotos, no nos queremos hacer famosos”, advierte.
Es decir, el 5 junio votó en la elección en la que ganó Enrique Flores la presidencia de Guadalupe, pero no participó en la del 4 de diciembre en la que ganó Judit Guerrero la alcaldía capitalina, aunque para cualquier asunto relacionado con servicios que otorga el Ayuntamiento, va a Zacatecas.
La estrecha calle que hace las veces de zona limítrofe es lo único separa ambas demarcaciones.
Sin dejar de hacer sus quehaceres, acompañado por su esposa, Juan explica que fuera de ese “loco asunto”, que les impide saber con certeza si son capitalinos o guadalupenses, casi todo marcha como si las divisiones territoriales fueran inexistentes.
“Sólo hay confusión entre la gente –explica- porque por ejemplo cuando arreglaron la avenida México se fueron hasta el Cendi, creo que un poco más allá”.
El pavimento cambia desde el Cendi; el lado de Zacatecas tiene asfalto y el de Guadalupe adoquín.
Por lo demás, precisa, “parece que somos parte de un todo”.
Reconoce que no tienen problemas con los servicios, “por ejemplo, la basura agarra parejo”, pero no sabe con exactitud cuál municipio la manda.
En cuestión de seguridad pública “queda muy claro que la Metropol (Policía Metropolitana) tiene el control”.
Un poco desinformado explica con plena seguridad que con el agua no tienen problema, pues igual la pueden pagar en Zacatecas que en Guadalupe.
Situación que aprovecha para acotar: “Por lo que se ve, sí hay coordinación entre las presidencias”.
Confusión
En la zona no todos tienen claro donde termina un municipio e inicia otro.
Un grupo de jóvenes que platicaban alrededor de una moto sobre la misma calle no tenía idea de donde era la zona limítrofe.
Un hombre de edad madura que arreglaba su camioneta en la calle del lado de Zacatecas, tenía muy claro que él vivía en la capital, votaba y pagaba impuestos en Zacatecas.
“Creo que el límite está por Fovissste, después de esas casas”, dijo señalando el caserío de números nones que estaba frente a él.
José Santos Escobedo Hernández contundente afirmó que no hay conflicto en cuanto atención en la zona conurbada ni imprecisión de límites territoriales.
El encargado de la secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente explicó que existe una referencia administrativa para la prestación de servicios, debido a ello “no hay confusión ni desatención”.
Sin embargo reconoció que legalmente no ha habido condiciones para establecer límites físicos.
El funcionario municipal refirió que no hay un acuerdo legal para fijarlos; “en el país hay muy pocos municipios delimitados físicamente”.
Al respecto dijo que en la mayoría de los casos los confines territoriales están delimitados por un arroyo, una arboleda una colina o piedras.
Informó que sí ha habido acercamientos con Guadalupe para resolver lo concerniente a delimitaciones. En todo caso, manifestó, quien resolvería sería la Legislatura estatal.
Destacó sin embargo que aunque físicamente no se ha concretado la división de municipios, ambos ayuntamientos han estrechado lazos y trabajan en coordinación para atender la zona conurbada lo que permite que la población reciba los servicios sin distingo.
“No hay confusión”, insistió, “es muy simple saber a dónde se pertenece: con el pago del predial”.
En cuanto a la división electoral, Escobedo Hernández refirió que ésta no obedece a límites geográficos, y da por hecho que el límite es Fovissste, al sentenciar que los ciudadanos de esa zona habitacional votan en Guadalupe.
“La división política-electoral nada tiene que ver con los límites administrativos o físicos”, atajó, y en cuanto a los datos que maneja el Inegi, precisó que el organismo se alimenta de la información catastral que procesa la autoridad municipal.
Hizo hincapié en el acuerdo que tiene el Ayuntamiento de Zacatecas con el de Guadalupe para trabajar en coordinación en cuanto a recolección de basura, alumbrado y seguridad pública.
Otra historia
El encargado de la secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente aseguró que aunque Zacatecas y Guadalupe literalmente “se fusionaron” en la zona conurbada, no existen conflictos ni diferendos.
Ninguno de los dos municipios se ha empeñado en señalar linderos físicos, pero no es la misma historia con Vetagrande.
En 2015, a petición de este municipio se tuvieron dos reuniones para delimitar su geografía, una fue el 6 de noviembre de ese año.
No se resolvió nada, dijo.
Con nadie más de los seis municipios con los que colinda la capital se ha tenido un conflicto de este tipo.
Tener una zona conurbada, dijo Escobedo Hernández, no es tan malo, pues aunque trae cargas administrativas, también trae beneficios, como las partidas federales que se destinan para este tipo crecimiento urbano.