Una noche de 2012 Mariana (omitiremos su nombre por su seguridad) llegaba a su casa después de un agotante viaje de trabajo. Pasaban las 2 de la madrugada. Al llegar a su calle se sorprendió por la gran cantidad de agua potable que se desperdiciaba por una fuga.
Luego de echar un par de maldiciones por el descuido de sus vecinos descubrió que la fuga provenía de… ¡la llave de su casa!
Una mezcla de asombro, rabia e impotencia se mezclaron en su cabeza. El agua se tiraba porque su vecina, aprovechando que ella no estaba en casa, se conectó con manguera a su llave y se robaba el agua.
La manguera, en muy mal estado, dejaba escapar el líquido como regadera de jardinería y como fuente desde la rosca que la unía a la llave.
En ese momento comprendió por qué el cobro por el servicio había incrementado desde hacía unos meses en su recibo.
“Bajé del carro y con mucho coraje boté la manguera. Si no hubiera sido porque literalmente iba muerta de cansancio, hubiera ido a hacérsela de tos a la vecina”, recuerda Mariana.
Al reclamarle a su vecina, ésta le explicó que tenía un gran adeudo con JIAPAZ (Junta Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado de Zacatecas) y que le cobraban pasados los 10 mil pesos por reconectarla a la red.
Le pidió que la dejara llenar su tinaco una vez a la semana, a cambio ofreció pagar un recibo cada dos meses, con la promesa de que arreglaría el problema en poco tiempo.
Han pasado casi cinco años y no ha arreglado su situación.
Morosa y desidiosa
En marzo 2012 personal de la JIAPAZ cortó el agua definitivamente a Érika, vecina de Mariana, después de un sinnúmero de exhortos de pago, de un primer corte sólo desde la válvula de la toma y luego de cortar literalmente el tubo.
La astuta mujer sencillamente no pagó y se reconectó ella misma con una manguera hasta que el organismo operador del agua actuó y la separó de la red.
A Érika parece no importarle los al menos cinco años de morosidad de pago ni haber robado el agua mediante una toma clandestina y a su vecina.
Se ahoga el sistema de agua
La morosidad y las tomas clandestinas amenazan con el colapso del sistema operador de agua.
Son sólo dos de las razones por las que no se cobran en su totalidad los 27 millones de metros cúbicos de agua que se extraen al año, de acuerdo con información de la JIAPAZ.
Además de que el agua literalmente se pierde en fugas y filtraciones, principalmente en el Centro Histórico de la capital, debido a la antigüedad de la red de agua potable y alcantarillado.
No hay visos de pronta reparación en esa zona de la capital ya que por sólo hacer el diagnóstico se estima que se cobrarían millones de pesos (no hay cifra real proyectada) adicionalmente implicaría un esfuerzo titánico para preservar las viejas construcciones que la UNESCO le concedió el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Y por todas las colonias de la capital existen tuberías cuya vida útil terminó tapada con sarro que impide el flujo constante y abundante de agua. Otra tarea pendiente del organismo operador: reparar toda la red.
Por si fuera poco es ineficiente el cobro del servicio, no se cobra el saneamiento ni alcantarillado, no están actualizadas las tarifas y al menos 90% de los usuarios son morosos.
Tampoco se cobra el valor real del agua ya que está subsidiado en su gran mayoría, por todo ello, el dinero que se recauda por el servicio, apenas alcanza para pagar la electricidad con que se bombean los pozos que cada día son más profundos, para nómina, el IMSS y el Infonavit.
Por tal motivo lo poco que se recauda es insuficiente para cubrir los altos costos de operaciones que la JIAPAZ debería hacer para garantizar que el sistema de agua potable y alcantarillado estén sanos.
Es también la razón por la que el organismo no tiene presupuesto suficiente para pavimentar después de que se hace una reparación del sistema y las cuadrillas se van dejando tras de sí sendos baches.
De acuerdo con información oficial, los morosos del servicio doméstico, por cantidad, son los que dejan de ingresar más recursos al sistema.
En este rubro se estima que a septiembre de este año, usuarios de al menos 6 mil 865 tomas no pagaron el agua, lo que representa una pérdida de más de 20 millones de pesos.
También hay morosidad en el servicio comercial, a espacios públicos y hotelero.
Una luz en el camino
No existen pronósticos precisos sobre cuánta agua queda y para cuanto tiempo, sin embargo, al tomar conciencia de que se trata de un recurso natural no renovable que cada vez está más profundo, ya se vislumbra un posible solución para que Zacatecas no muera de sed.
Desde la administración alonsista se proyectó la construcción de la presa Milpillas, en Jiménez del Teul que garantizaría el abasto de agua al menos hasta 2040 para Zacatecas capital, Fresnillo, Calera y Guadalupe.
Por lo pronto, la única y real labor que lleva a cabo la JIAPAZ para efiencientar el abasto de agua, es el tandeo con el que controla el suministro a todos los capitalinos: a cada colonia o fraccionamiento se dota del líquido tres veces a la semana, ya sea de noche o de día.