Definitivamente la fracción parlamentaria del Partido Acción Nacional tendrá que aprender a legislar… y en muy poco tiempo.
Porque de los cuatro legisladores con los que cuenta, es obvio que sólo uno tiene la experiencia necesaria para enfrentar a la aplanadora llamada morena.
Y nadie más.
Por más que Jesus Badillo Méndez se perciba retador en las redes sociales, nicho natural de quienes tienen su edad, no tiene la mínima experiencia legislativa.
No es lo mismo ganar una elección, criticando las pifias de un gobierno municipal que nunca pudo eliminar la percepción de inseguridad, a legislar.
Ni que decir de Karla Estrada.
En el PAN lo saben y sotto voce lo confiesan: fue el plan B de Miguel Varela en caso de que el triunfo en la capital no se concretara.
Y todo indica que no se concretará.
Quien podría contar con experiencia «legislativa» es Maria Teresa López García.
Pero la ex regidora de Guadalupe se encuentra aislada en el panismo.
Incluso, se rumora que ganó la elección del distrito 3 en contra de los deseos de los panistas guadalupenses y la dirigencia estatal.
Esa dirigencia que se echo a los brazos del priismo encabezado por Carlos Peña Badillo.
Así que López García tendrá que remar contra corriente, arrastrando por los pasillos de la Legislatura su pecado de origen: ser amiga de Cristina Rodríguez Pacheco.
La misma que durante cinco años fue conocida como Cristina Rodríguez de Tello y quien ejercio el poder desde el SEDIF a horca y cuchillo.
Ni juntos ni separados podrán igualar a Pedro Martínez Flores.
Diputado a la 57 y 63 Legislaturas, tiene un colmillo que le arrastra por donde pasa y, además, deja surco.
Martínez Flores puede enfrentar a morena con holgura y cuenta con la capacidad de negociar lo necesario.
Así, las y los panistas son el rival más débil dentro de la legistura.
Aunque, en realidad, todos tienen una ruta de salida en caso de que en el partido no encuentren lo que necesitan.
Ahí es donde se frota las manos Movimiento Ciudadano.