De ser cierto el trascendido publicado hace unos días en el periódico NTR, queda claro que el PAN no busca salvar a México de las garras de Morena
Sólo buscan recuperar su plato de croquetas.
Pasaron los años y los panistas se acostumbraron al poder.
La lección que les dejó Manuel J Clouthier quedó en el olvido:
Lo importante ya no fue dejar de ser perro, sino buscar el amo que les sirviera su platito.
Y como si el panismo hubiera contraido el Síndrome de Estocolmo, encontró en su captor al amor de su vida.
Ahora, negocian con el PRI lo que pueden y como pueden, con el único fin de mantenerse en la nómina.
El colmo del cinísmo panista lo representa su dirigente nacional y su secretaria general.
Este jueves, Marko Cortés dijo en entrevista en la CDMX que las notarías en Coahuila “se las ofrecieron”.
Y para cerrar el capítulo que hunde ya al panismo en el escándalo, aseguró que no ve nada inmoral en el pacto que hizo con Alito Moreno, dirigente nacional del PRI.
En esencia, lo que el panismo quiere no es el poder para renovar al país de lo que tanto critican.
Sólo quieren posiciones.
Y en Zacatecas, aún sin explicar lo que sucedió en Cicacalco, el ex alcalde de Tlaltenango negocia posiciones para su esposa.
Aprendieron del PRI: No vivir del presupuesto es vivir en el error.
¿Cuáles son los pactos ocultos del PRI con el PAN en Zacatecas?
La duda queda abierta ante el ejemplo de su dirigente nacional y del trascendido del ex alcalde de Tlaltenango.
Una pena.
Los panistas cambiaron “la brega de la eternidad» de Manuel Gómez Morín al pacto con el adversario priista.
En cuanto tengan su plato de croquetas, lameran la mano del priista que se los sirva.
Ya lo hicieron 11 años en Zacatecas.
Práctica ya tienen.
