Existe un estudio que sugiere (no confirma) que los individuos con más testosterona, no les suele gustar la música clásica, el jazz o la más novedosa.
Este estudio fue realizado por Hirokazu Doi y Kazuyuki Shinohara pertenecientes a la Universidad de Nagasaki.
En el se involucró a 37 hombres y 39 mujeres, en su mayoría de 20 años. Los investigadores midieron el nivel de la testosterona de cada uno y posteriormente les pusieron fragmentos musicales.
Estos fragmentos representaban todo el espectro de la música basándose en cinco dimensiones: suave, contemporáneo/urbano, sofisticado, intenso y sin pretenciones.
Mucha testosterona y mucho ruido
Los estudios anteriores vinculan los niveles altos de testosterona con motivaciones de dominancia y comportamientos antisociales. En pocas palabras, concluye que la música sofisticada no sea lo suficientemente ruidosa o agresiva para satisfacer a lo individuos.
Según los autores, esta es la primera demostración del vínculo entre la predesposición biológica y la preferencia musical.
Aunque el estudio se centra en la concentración de la hormona en hombres, las mujeres también mostraron comportamiento similar.