La cifra dada a conocer por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia en el municipio de Guadalupe echa luz sobre la violencia de género, especialmente cuando las víctimas son hombres.
Pero más allá de que la violencia no distingue género, tampoco lo hace con las preferencias sexuales y la comunidad LGBT en Zacatecas no es la excepción.
A pesar de que no existen cifras formales en torno a la violencia que se ejerce entre parejas del mismo sexo, platicamos con “Raúl”, quien durante años fue objeto de diversos tipos de violencia por parte de su pareja sentimental.
Comenzó su relación a los 19 años de edad con un chico que describió como “dulce y atento. Al principio eran unos inofensivos jalones, pero rápido se transformaron en golpes más fuertes”.
“Pensaba que era amor y merecía que me tratara así”
“Raúl” dejó de frecuentar a sus amigos e incluso, tuvo que dejar su trabajo por que implicaba relacionarse con otras personas y su pareja confundía eso con coqueteo y que terminaba en golpes; “Raúl” no se defendía porque él no podía lastimar a su pareja aparte de sentir que merecía cada uno de esos golpes.
“Yo soy quién lo provoca, todo es mi culpa”
Su pareja trataba de controlar más la vida de “Raúl” en todo sentido: primero fue la física, después la económica cuando lo obligó a dejar su empleo y contarle cada peso que le daba hasta que derivó en violencia sexual.
“La violencia dejo de ser física, yo ya no era nada”
Cuando “Raúl” busco ayuda con sus conocidos se llevó la sorpresa de que algunos lo juzgaron porque para ellos, un hombre no puede ser golpeado; solamente las mujeres sufren la violencia en las relaciones.
“Me juzgaron por ser un hombre golpeado”
En el camino encontró quién lo ayudo a dejar a un hombre que resultó ser dañino en su vida pero hasta el momento no ha iniciado otra relación porque sus miedos no le permiten relacionarse con otra persona de forma sentimental; de hecho, no puede imaginar estar con alguien en la intimidad pues se siente aterrado.