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miércoles, noviembre 13, 2024
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Me juzgaron por ser un hombre golpeado: “Raúl”

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La cifra dada a conocer por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia en el municipio de Guadalupe echa luz sobre la violencia de género, especialmente cuando las víctimas son hombres.

Pero más allá de que la violencia no distingue género, tampoco lo hace con las preferencias sexuales y la comunidad LGBT en Zacatecas no es la excepción.gy_00000

A pesar de que no existen cifras formales en torno a la violencia que se ejerce entre parejas del mismo sexo, platicamos con “Raúl”, quien durante años fue objeto de diversos tipos de violencia por parte de su pareja sentimental.

Comenzó su relación a los 19 años de edad con un chico que describió como “dulce y atento. Al principio eran unos inofensivos jalones, pero rápido se transformaron en golpes más fuertes”.

“Pensaba que era amor y merecía que me tratara así”

“Raúl” dejó de frecuentar a sus amigos e incluso, tuvo que dejar su trabajo por que implicaba relacionarse con otras personas y su pareja confundía eso con coqueteo y que terminaba en golpes; “Raúl” no se defendía porque él no podía lastimar a su pareja aparte de sentir que merecía cada uno de esos golpes.

“Yo soy quién lo provoca, todo es mi culpa”

Su pareja trataba de controlar más la vida de “Raúl” en todo sentido: primero fue la física, después la económica cuando lo obligó a dejar su empleo y contarle cada peso que le daba hasta que derivó en violencia sexual.

“La violencia dejo de ser física, yo ya no era nada”

Cuando “Raúl” busco ayuda con sus conocidos se llevó la sorpresa de que algunos lo juzgaron porque para ellos, un hombre no puede ser golpeado; solamente las mujeres sufren la violencia en las relaciones.

“Me juzgaron por ser un hombre golpeado”

En el camino encontró quién lo ayudo a dejar a un hombre que resultó ser dañino en su vida pero hasta el momento no ha iniciado otra relación porque sus miedos no le permiten relacionarse con otra persona de forma sentimental; de hecho, no puede imaginar estar con alguien en la intimidad pues se siente aterrado.

 

 

7 platillos zacatecanos que están muriendo porque el fast food les gana la partida

Si lo primero que se te viene a la mente cuando hablamos de cocina zacatecana es el Asado de Boda, andas muy limitado.

Pero quizá no los conozcas porque ya no se preparan o están a punto de ser olvidados por los zacatecanos

El Chef Edmundo Salazar nos platicó sobre algunos platillos muy ricos que están a punto de desaparecer porque ya nadie los prepara.

Pastel Eucarístico

Este tipo de pasteles se elaboraban en conventos ubicados en el semidesierto zacatecano. Tenía una cobertura de crema de almendras pero su técnica de preparación es tan compleja pero extraordinaria para la época de su creación. Para su época, era toda una innovación.

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Tarta Miraflores.

Era un pan de nuez bañado en almíbar, proveniente de la comunidad de Miraflores, de ahí su nombre.

Gordas de cuajada o de horno.

Antes eran llamadas “Marquesote”.Su peculiaridad es que se horneaban en latas de sardinas.Las gordas se siguen preparando pero no en todos lados se utilizan estos moldes tan originales.

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Sopa de la Reina

Platillo elaborado en una hacienda de Mazapil.Se preparaba con gallina; se cocía en agua. Después su carne se molía en el metate junto con arroz y llevada al agua para crear un estilo de croquetas o albondiga.

Pastel Enchilado

Tamal de olla a base de masa batida con epazote y cilantro relleno de rajas de chile poblano y carne molida, hecho en ollas de barro.

Tortolitos

Se elabora con tortolitos o torcacitas hechas con de pipían verde con base de semilla de calabaza y hierbas verdes.

Carne Lagunera

Platillo preveniente de la región de Momax preparado carne de tortuga de presa. Se hierve con yerbabuena y tomillo dándole un sabor dulce. Se consume con nopalitos y chile ancho.

Pole Dance: De baile profano a empoderamiento femenino

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Por décadas, hacer giros en un tubo ha sido sinónimo de bailes exóticos y, en muchas ocasiones, ha sido asociado a la prostitución.
Pero hoy el crecimiento exponencial de las escuelas de danza en el país, las han convertido en una forma de reconocimiento y aceptación del cuerpo, sin importar si éste se adapta al estereotipo de belleza que conocemos.
De hecho, México cuenta con exponentes internacionales de esta disciplina como Diana Ivette Rosas Ham, a quien se considera ser la mujer que introdujo a México este deporte o Andrea Riquelme, campeona en el North American PoleDanceChampionship.
Dice Gabriela Alfaro, encargada titular en la escuela que, quien practica el pole dance, se transforma y se “otorga mayor seguridad, autoestima y fortaleza”

 

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Alfaro encuentra en este tipo de bailes un efecto claramente terapéutico, representa una toma de conciencia del propio cuerpo. Más que una práctica para agradar a los hombres es parte del propio proceso personal de la mujer.
Amas de casa, hombres e incluso niños, practican éste deporte y lo consideran terapéutico pues la actividad ayuda a eliminar los nervios, el vértigo y controlar la ansiedad.
Gabriela, quien es maestra certificada en Pole Dance, asegura que las madres de las chicas que asisten a clase le impiden que suba a las redes sociales fotografías de los ejercicios que realizan, pues temen a que sus hijas sean criticadas por su familia.
A pesar de eso, trata de no hacer mucho caso de las críticas para poder extender el pole dance como la disciplina y arte que es, actualmente también da clases en Jerez y Fresnillo.
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Laura es una joven que práctica pole dance desde hace un año y su gusto por el baile la ha llevado a certificarse como instructora de la disciplina; no teme que la confundan por ejercitarse en un tubo. “Tengo moretones y callos en las palmas de las manos, pero terminas amándolos ya que este deporte es tan bonito” confesó.

 

3 jóvenes sacerdotes que le ponen corazón a la Iglesia

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Ya lo dijo el Santo Padre y lo dijo voz en cuello: los sacerdotes no pueden ser «pastores aburridos»; por eso, platicamos con sacerdotes que lo apuestan todo por la Iglesia Católica.

Todos ellos, mejores de 35 años pero sobre todo, recién saliditos del Seminario –aunque uno de ellos aún estudia ahí- y preocupados por la falta de vocación de los jóvenes.

De hecho, cada uno habla de la feria… como le va en ella.

Sin el apoyo de su padre: Juan Manuel Martínez Estrada

Este joven seminarista sintió “el llamado del Señor desde el vientre de mi madre”.

Con familia en el clero, creció influenciado por el trabajo de su tío, sacerdote y apoyado por su madre que vio en él vocación para este trabajo.

Sin embargo, reconoce que hasta el momento su padre no ha podido asimilar su vocación ya que es el único varón de la familia y tiene cinco hermanas.

A pesar de eso, se considera plenamente feliz y disfruta la experiencia que comparte con otros jóvenes en el seminario y confía en que algún día “con ayuda de Dios”, su padre se dé cuenta que esa vida que eligió es una buena opción.

En tanto, en el Seminario canta, lee novelas y practica deporte para distraerse; considera que los jóvenes como el deben aprender a interpretar las señales del señor.

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Consagrado desde niño: Jesús Gustavo Pineda Gutierrez

Nacido en la comunidad de Milpillas de la Sierra, en Valparaíso, hace 30 años, asegura que su madre lo consagró desde pequeño ya que ella tuvo un parto complicado. Por eso se llama Jesús.

Desde temprana edad abandonó la casa familiar para trasladarse a la cabecera municipal donde estudió en el Colegio Simón Bolivar de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús y Santa María de Guadalupe.

Muy pequeño aún “empiezo a sentir el llamado al sacerdocio” e incluso, durante el primer año escolar actuó como sacerdote en un bailable escolar.

Ya en la secundaria fue invitado a una Jornada Vocacional en el seminario y junto con dos amigos más de ese municipio, participa en la misma; los tres deciden ingresar al centro de estudios.

Al salir del seminario enfrenta fricciones y rupturas en su parroquia, entre otras cuestiones tanto gratificantes como difíciles.

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Por mejores opciones: Arturo Haro Campos

Nacido en Momax hace 29 años, el responsable de los Sagrados Corazones, en Guadalupe, fue parte del sueño de su padre de tener un hijo sacerdote; ahora, él y su hermano son pastores de almas en la entidad.

La búsqueda de mejores opciones de vida llevó a su padre a sugerirle a los hermanos Haro Campos a pensar en la posibilidad de integrarse al seminario por lo que, al terminar la primaria, fueron llevados a Jalisco donde estuvieron dos semanas.

Reconoce que la experiencia no le gustó “pero al ver que a otros compañeros no los aceptaron pero querían quedarse, lo vi como signo de Dios”.

La estancia de seis años en el Seminario Menor fue de discernimiento y de responder preguntas hasta que en el séptimo año se dio cuenta que estar en el Seminario no sólo era un gusto “sino que Dios me llamaba”.

Y después de 14 años de formación, reconoce que le han servido para fortalecer la relación de confianza y compromiso que tiene con sus compañeros sacerdotes.

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La coincidencia…

Los tres concuerdan en que la vocación al sacerdocio por parte de los jóvenes se pierde debido a que nos encontramos en medio de la cultura de lo desechable que permea las conciencias y que dificulta que el joven “ponga su corazón en valores eternos como el servicio”, reconoce Haro Campos.

Por su parte, Pineda Gutiérrez dice que los jóvenes “no saben leer los acontecimiento y las circunstancias” por lo que se da una carencia de identidad. “No logran llegar a una maduración y hacer proyectos y opciones de vida”.

LAH/dl