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Y por fin hemos llegado al final de semestre.
Todo ya nos hace sentir cerca el verano y la tranquilidad que este nos inspira, pero entre nosotros y ese gran momento de diversión se encuentran los temibles exámenes finales que (seguramente), tienen a más de uno implorando piedad y paciencia. La transformación que sufrimos durante este periodo es impresionante.
Lo primero que resalta es el cómo pasamos de humanos racionales a zombis, entre los trabajos finales y las materias que aún no hemos pasado nos asemejamos más a estos seres.
Volver a dormir en cama parece uno de los sueños más idealistas y utópicos. Debido al alud de trabajo que tenemos, sólo admiramos a la cama desde una distancia segura para no caer en tentación.
Y no puede faltar el “¿En qué momento lo dejé para después?”, y el eterno odio que sentimos por haber procrastinado durante el semestre.
Ya llegado a este punto crees que es imposible pasar el semestre y comienzas a rezar a cualquier divinidad que conozcas y que puedas pronunciar. (y hasta a Krshna le rezas).
Y los camiones (rutas) se vuelven tus mejores amigos, porque es el único lugar no para pensar en tu entorno ni para tener un encuentro contigo mismo, sino que se convierten en el remplazo perfecto para tu cama.
Pero si quieres saber más de lo que te enfrentas te recomendamos la página inusualdesk ahí te encontrarás con todo lo que podrás pasar durante tus últimas semanas en la escuela.
http://inusualdesk.com/2015/05/12/23-verdades-sobre-los-universitarios-en-finales/