¿»Salir del clóset» podría ser considerado un acto de valentía?
Si, porque el mayor miedo que se enfrenta es que la mamá se entere de este hecho.
Esto, de acuerdo a tres zacatecanos entrevistados quienes añaden que la misma comunidad LGBT rechaza y juzga a los «recién llegados».
Juan
Se percató de su homosexualidad desde niño pero fue a los 14 cuando le dijo a su mamá que no le gustaban las mujeres.
«El miedo que primero llega a la mente es el rechazo de una madre; a pesar de que sabes que el rechazo es una opción remota, es a lo que da un temor mayor. Cuando ella me aceptó fue como quitarme un gran peso de encima. Si ella te acepta los demás realmente no importan».
Detalló que el rechazo de la sociedad no es el mayor miedo que se enfrenta al «salir del clóset«; «es uno de los más grandes, pero de alguna manera es diferente pues el miedo es personal y radica en no encajar en ningún lugar. No es lo mismo que la gente sospeche a que ya se diga abiertamente ‘Soy‘”.
Dijo que la presión social es la que crea el miedo y hace que actúes como no eres, el ya conocido temor al qué dirán. Pero esos miedos cambian en el círculo en el que te desenvuelvas, en pocas palabras que tanta educación y cultura tenga tu entorno.
A esto añade el temor hacia la comunidad LGBT: «Hay algunas personas a las que les gusta exhibirse y sin querer, han perjudicado a quienes somos más discretos incluso, entre nosotros nos catalogan por igual. La misma comunidad se perjudica sin querer».
Primero debes pensar en ti, con miedos no podrás ser feliz sobre todo si tratas de aparentar y darle gusto a las personas. Quienes te llegan a rechazar también es porque tienen miedo muchas veces más que los que tenemos quienes pertenecemos a la comunidad.
José
Hace 3 semanas habló con sus padres luego de una borrachera donde, por error, se declaró homosexual.
«El mayor miedo siempre es el rechazo y no tanto por ser gay, sino que simplemente quienes te rechazan tienen temores y prejuicios más grandes que los que nosotros tenemos a aceptar nuestras preferencias».
Añadió que en Zacatecas tienen estereotipos muy cerrados incluso, por la manera de vestir; sin embargo, en otras ciudades el hecho de vestir bien no es sinónimo de ser homosexual.
Aseguró que los temores los origina la misma sociedad pues no existe la educación correcta y por eso desde niños se sufre cierta discriminación. «Apenas con estas nuevas generaciones cambiará la manera de ver a la comunidad gay pues ya no son de mentes tan cerradas y conviven con familiares, amigos y conocidos que tienen gustos diferentes. Por fin comenzará un cambio en el estado».
«El abrirte en un entorno en común también tiene sus desventajas pues si te sinceras con un grupo de amigos o con cierto número de personas del ambiente corres el peligro de que no falte el indiscreto, desgraciadamente vivimos como dicen vulgarmente en un “pueblo chico, infierno grande”.
María
A pesar de que tenía novios, a los 23 años decidió presentarle a la familia a su novia.
Asegura que «entre nosotras existen ciertos prejuicios pues algunas veces, en las reuniones, después de las copas no falta quien se suelte un poco y empiecen los comentarios de sorpresa porque no se imaginan que equis persona pudiera ser lesbiana, sin querer nos estereotipamos nosotras mismas».
«Como mujer no es tan fácil como se piensa ya que como en todos lados se tiene la imagen de una lesbiana masculina y si logras salir del closet creen que usarás jeans flojos, gorras y cabello corto.
«En Zacatecas gracias al machismo no puedes andar de la mano con tu pareja seas hombre o mujer, como mujeres eres propensa a que incluso te falten al respeto por lo que como resultados tienes que ni siquiera dan ganas de declararte abiertamente como una persona gay.
Yo no sé si a otras chicas en la ciudad les haya pasado, pero a mi realmente me daba miedo tener una pareja y terminar en determinado momento; aquí todo el mundo se conoce al menos de vista y si cambias de relación te catalogan como una zorra. Te juzgan sin conocerte».